¿Malas ideas? – Parte 2

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Gimnasio al aire libre en una playaEn la naturaleza no existen los venenos, existen dosis. Demasiado de algo bueno te puede matar. Continúo mi recopilación de experimentos que, inicialmente, no quedaban mal sobre el papel aunque la mayor parte no han acabado siendo parte de mí entrenamiento regular. Quizás no los apliqué en el momento adecuado, entraban en conflicto con mis objetivos o interferían con el resto de mis actividades.

Por eso es importante incorporar los cambios en el entrenamiento poco a poco y llevar un control estricto de tus resultados. Si realizas demasiados cambios al mismo tiempo no sabrás cual de ellos es el que está funcionando y cual no, o si realmente está funcionando. En cualquier caso, es interesante probar cosas nuevas y divertirte con el entrenamiento, primero para evitar quemarte o aburrirte y, sobre todo, porque nunca se sabe cuando puedes dar con el estímulo exacto que necesitas para lograr tus objetivos. Espero que puedas sacar alguna idea, o no, y recuerda, inténtalo bajo tu propia responsabilidad.

«Cardio» con paseos de granjero

¿Qué es? ¿Por qué?

Hay gente que adora hacer cardio. Esa típica persona que va a la clase de spinning, cuando acaba se mete a Zumba y remata con media horita de correr en la cinta y, encima, dice que lo disfruta. Yo no. Odio hacer cardio, se me hace pesado e insufriblemente aburrido sin embargo es vital para la salud del corazón y para, básicamente, no ahogarse al subir un tramo de escaleras. Así que, idea genial, debería haber alguna forma de trabajar el corazón sin tener que desperdiciar tiempo en esas ordalías de sudor… Lo curioso del asunto es que a día de hoy he encontrado la manera, básicamente moverse y dejar que el cuerpo se ocupe del resto pero ese no es el experimento que nos interesa.

Al lío, primero hay que aclarar un poco de qué estamos hablando: el «American College of Sports Medicine» (ACSM) define «cardio», o ejercicio cardiovascular, como una actividad que aumenta la frecuencia cardíaca y la respiración mediante el uso de grandes grupos musculares de forma repetitiva y rítmica. Básicamente un movimiento de baja intensidad (parámetro que ya definí en la anterior entrada) que se repite durante bastante tiempo, la cuestión es… ¿Y si subo un poco la intensidad y reduzco el tiempo? Esta idea no es nueva y se podría decir que coincide con el llamado «metcon» o condicionamiento metabólico.

Paseo del granjero

¡Máxima diversión! Se le ve en la cara.

Volviendo al experimento… Era un día lluvioso y no me apetecía salir a la calle a correr, hacer bici u otra actividad más cardiovascular por lo que me dije: «¿por qué no probar algo divertido y original para sustituir al cardio?». Así que me colgué el chaleco lastrado, cogí las dos kettles más pesadas que podía cargar y, dado que el edificio donde vivo es bastante alto, me dediqué a subir y bajar por las escaleras, descansando el agarre en el piso superior/inferior así hasta completar unos 12 minutos.

Mi experiencia

Como era de esperar lo más duro fue el agarre, las piernas aparentemente aguantaron sin problema pero a partir del segundo viaje de subida las manos comenzaban a quejarse con vehemencia. Además, la necesidad de ir completamente atento para no golpear las paredes con una kettlebell suponía un esfuerzo de atención extra.

Cualquiera que haya hecho un metcon un poco duro o un WOD de Crossfit reconocerá la sensación de agotamiento general que produce este tipo de entrenamiento que es bastante distinta al cansancio y falta de aliento que sientes al correr o hacer bici durante más tiempo del que estás habituado.

Conclusión del experimento

Dolor, mucho dolor y cuando el dolor remite… Agujetas. Con la broma estuve al menos 3 días con unas agujetas terribles en las piernas, especialmente los gemelos, además de los antebrazos extremadamente cansados, y eso que en mis entrenamientos trabajo extensamente el agarre. Si tienes cierta afición hacia el lado más sadomasoquista del entrenamiento eso no tiene por qué ser un problema pero, por un lado, me disuadió de entrenar así más veces (o por lo menos sin planificarlo debidamente) y, por otro, suspendió el entrenamiento de sentadillas que tenía programado para el día siguiente (y eso sí que es imperdonable).

Pulgar tipo Facebook hacia abajoOtro factor importante a tener en cuenta es que Metcon no es exactamente cardio, su entrenamiento mejora el VO2max* igual que correr, bicicleta u otro ejercicio de cardio más «tradicional» pero a nivel fisiológico no son iguales. Si hablamos en términos de salud aún está por ver que sea igual de cardiosaludable o que produzca las mismas adaptaciones que una aproximación más «conservadora» (menos intensidad, más tiempo).

*  VO2max es la cantidad máxima de oxígeno que el organismo puede absorber, transportar y consumir en un tiempo determinado, a más VO2max más capacidad aeróbica.

 Paleo Dieta

¿Qué es? ¿Por qué?

Imagen de una barbacoa.

¡Empezamos a entendernos!

La premisa de la Paleo Dieta es, básicamente, acercar nuestra alimentación a la que harían nuestros antepasados. No se trata de salir tu mismo a cazar la comida pero sí acercarse al tipo de dieta que (supuestamente) seguiría un moderno cazador-recolector. El desarrollo de la agricultura nos ha permitido tener un acceso cómodo y fácil a un montón de alimentos que de otra manera sería imposible, sin embargo, este desarrollo ha sido, en términos evolutivos, muy reciente si lo comparamos con los periodos donde el ser humano se limitaba alimentarse solo de la comida que podía cazar y/o recoger.

Hace apenas 10.000 años comienza a orillas del Nilo el cultivo de los primeros cereales, hasta entonces la alimentación se basaba (supuestamente) en carne/pescado, frutas, verduras y semillas ya que cereales y leguminosas son difíciles de obtener en cantidades significativas y sus variedades naturales suelen ser difícilmente digeribles y muy pequeñas. Ahí está la clave (según los defensores de esta dieta), nuestro cuerpo no ha tenido tiempo para evolucionar y adaptarse a un cambio de alimentación tan radical, por eso el abuso de cereales, comida procesada y azúcares son responsables de la obesidad y problemas de salud a los que se enfrenta el primer mundo.

Así que la paleo dieta busca mejorar la salud y la composición corporal apoyando la dieta en verduras, carne/pescado, frutas y frutos secos, al tiempo que elimina la comida procesada, los cereales, leguminosas y, especialmente, azúcar.

Mi experiencia

Hay que aclarar que existen tantas «paleo dietas» como autores, en mí caso me apoyé básicamente en 3 que han sido los pioneros de este movimiento: «La dieta paleo» de Robb Wolf, «Paleo Diet for sports» de Loren Cordaine y «The Primal Blueprint» de Mark Sisson. La cosa es que en casa solemos comer bastante verdura, pocos fritos y casi nada de comida precocinada/congelada así que el salto no fue demasiado traumático.

En mí caso la principal dificultad a la que me enfrenté no vino por las comidas, el problema eran los desayunos. Dejar de lado pan y cereales elimina la mayoría de los desayunos tradicionales, al final la opción de huevos revueltos con alguna verdura se impuso por la facilidad y velocidad de cocinado además admite bastante variedad (bacon, espinacas, aguacate,…). La verdad es que llegué a hacer unas tortitas con harina de almendra que estaban deliciosas pero esa es otra historia.

La otra ventaja de este tipo de alimentación es que se puede adaptar con relativa facilidad a eventos sociales. Si vas a un restaurante, escoger un plato «paleo» es factible: un chuletón con verduras y de postre un café negro como mí alma, es algo que encontrarás en cualquier sitio; si se trata de un evento social como una barbacoa con evitar el alcohol ya es suficiente, es divertido ver la cara de la gente cuando les dices: «no quiero beber cerveza que estoy a dieta» y acto seguido coges el trozo de panceta más chorreante de grasa y te lo zampas. La adherencia, la capacidad de continuar con una dieta, es el factor más determinante en el éxito o fracaso que tengas con la misma y si tu dieta acaba con tu vida social… Cambia de dieta.

Aún así la cosa cuesta, la adicción al azúcar y la comida procesada no existe hasta que intentas pasar una temporada sin comerlos. El ansia por este tipo de comida es fuerte así que, por suerte, una vez a la semana hacía lo que se llama «cheating food» (comida tramposa), momento en el que te saltas la dieta y tienes libertad para comer lo que sea (traducción: pizza y brownie). El momento más satisfactorio de la semana.

Conclusión del experimento

En mí caso la dieta funcionó muy bien. Empecé a bajar de peso muy suavemente y sin perder casi nada de masa muscular. Ahora bien, noté una cierta falta de energía y fuerza en mis entrenamientos. Aunque intentes consumir mucha fruta y verdura es difícil mantener una ingesta de carbohidratos acorde al esfuerzo y eso se nota en el rendimiento.

Ya no digo que sigo una dieta paleo por varias razones: a la larga fui integrando algo de arroz y pasta como complemento para aguantar el ritmo de los entrenamientos, además de que nunca había dejado la leche (también fuera de la dieta paleo) porque la digiero bien y me gusta y, por último, no puedo apoyar ciertas tesis «paleo».

La principal es la que afirma que las legumbre están cargadas de «antinutrientes» y que básicamente un plato de judías se lleva más nutrientes que los que deja (esta soberana tontería aparece en un conocido libro y la he visto repetida en distintas webs) solo hace falta un poco de experiencia empírica en alimentación mediterránea para saber que eso no es cierto. Tampoco encajo esa manía de hablar de alimentación paleolítica monolíticamente como si existiese solo una opción, no soy un experto antropólogo pero no es difícil imaginar que había tanta «alimentación paleolítica» como pueblos instalados en distintas condiciones ambientales. Y, para rematar, sobre la ingesta de cereales… Es muy posible que los humanos, como organismo, no hayamos tenido tiempo de evolucionar para digerir cereales pero nuestra biota intestinal, los microorganismos que pueblan nuestro sistema digestivo, sí se ha adaptado. La ciencia está descubriendo como estos microorganismos tienen mucho peso en como procesamos la comida, influenciando en como engordamos, en nuestra salud e incluso en nuestros gustos.

Pulgar arribaEn fin, mantengo muchos principios de la dieta paleo, mucha fruta y verdura, carne y pescado de calidad, evitar fritos, comida procesada y azúcar pero ahora sigo una aproximación más efectiva respecto a la alimentación sin necesidad de vetar algún alimento por motivos arbitrarios. ¿Funciona la dieta paleo? Sí, desde luego, como tal no veta ningún macronutriente, es sana y se puede mantener a largo plazo. Ahora bien, los resultados que obtengas de ella dependerán de que mantengas una ingesta calórica adecuada a tu nivel de actividad, no de que aparezca el hada mágica paleolítica.

Lo dejo hasta la próxima entrada (sí, tengo más experimentos en la recámara). Si te ha gustado la entrada o estás totalmente en contra ¡Dejanos tu mensaje aquí o en nuestra página de Facebook!